ESPEJO, ESPEJITO MÁGICO: DIME QUÉ PERSONA PUEDO LLEGAR A SER
Cuando
un niño es sacado de su familia maltratante a veces podemos dejarnos llevar por
la idea de creer que “ya está a salvo”. Y en una gran parte así es. Pero ésta
no es una acción totalitaria. Aún queda mucho de qué proteger a ese niño. Y
dentro de ese trabajo pendiente está el cambiar la imagen que se ha creado de
sí mismo. Una imagen coherente con el contexto en el que se ha criado y que le
deja indefenso en un mundo que funciona de manera muy diferente a lo que él ha
vivido.
Desde
que nacemos vamos forjando una idea sobre lo que somos, lo que podemos esperar
de los demás, lo que los demás pueden esperar de nosotros y le damos un
calificativo a la vida o al mundo en general. Estas ideas forman en su conjunto
el sistema de creencias básicas de una persona (o modelo interno de trabajo) y
van a desempeñar el importante papel de filtrar las experiencias vitales para
darles una interpretación acorde con dichas creencias y así actuar de una forma
u otra o mantener unas u otras expectativas.
Este
sistema no surge del azar y mucho menos de la voluntad del niño. Surge de la
calidad de los cuidados que recibe y del tipo de vínculo (apego) con sus
cuidadores de referencia (generalmente sus padres).
Existe
un mensaje encubierto y repetitivo en la relación y cuidados concretos a un
bebé. No es algo explícito, pero sí significativo, y hace que el cerebro del
niño vaya creando esas imágenes y expectativas de las que hablaba. Si un niño
recibe un trato negligente y/o maltratante de sus figuras de referencia, la
lectura que su cerebro hará de esto será coherente con las ideas de no ser
“querible” ni válido, de no confiar ni esperar nada bueno de los otros y de
vivir en un mundo amenazante lleno de fracasos, estrés y sufrimiento.
Los
niños con los que nosotros trabajamos presentan este perfil. ¿Qué hacer entonces?
Lo mejor que podemos hacer es contrarrestar su sistema de creencias
construyendo, hasta donde nos sea posible, uno paralelo que le ayude a
adaptarse de forma sana y beneficiosa al mundo.
¿Cómo?
Haciendo de espejos. Igual que en su día hicieran sus padres o figuras de
referencia. Sólo que esta vez el espejo le deberá devolver una imagen de sí
mismo como alguien digno de ser querido, de ser aceptado en su
idiosincrasia, válido y capaz,
confiable, bueno, etc. ¿En qué habitación deberemos colocar el espejo para que
sea efectivo? En la habitación de la seguridad y protección. ¿Y qué marco
deberá rodear al espejo? El de la confianza en la capacidad de cambio del niño
y en nuestra capacidad de proporcionarle todo lo que está en nuestras manos
para facilitarle ese cambio. Y además,
es recomendable preparar un paño limpio para eliminar del espejo reacciones y
actitudes tanto de los niños como nuestras que puedan empañar la imagen que
queremos devolverles.
Podemos
esperarnos dos dificultades: que se resistan a verse a sí mismos de manera
diferente a la imagen que traen interiorizada y que se resistan a relacionarse
con los demás de otra forma que no sea a través de la agresividad o del
victimismo.
Sobre
la primera dificultad creo que es importante tener en cuenta que los niños
actúan desde sus propios esquemas adquiridos, no desde la voluntad de no actuar
como deseamos que hagan. Si un niño agrede a sus compañeros no lo hace por
gusto. Lo hace porque no dispone de ningún otro recurso interno. Por lo tanto,
debemos ayudarle a que no se vea como “el broncas de la clase”. Si un niño
miente constantemente no lo hace por una elección volitiva. Lo hace porque probablemente
es lo que durante años le sirvió para sobrevivir y por tanto no podemos
reforzar la idea que ya tendrá de sí mismo de “mentiroso”.
Les
llevará mucho tiempo creer que no son así, que no son los malos, los
indeseables, indignos de ser amados, etc. Por eso no podemos fallarles dejándonos arrastrar por su sistema de creencias. Saquemos el paño y limpiemos
cuantas veces sea necesario para devolverles de forma repetitiva y constante la
imagen que se merecen y tienen derecho a adquirir.
Con
respecto a la segunda dificultad, sobre la resistencia a aceptar una relación
segura y sana es importante enseñarles otra forma de comunicarnos y dirigirnos
a los demás, de pedir ayuda, de pedir perdón, de reconocer nuestros errores, de
disfrutar de la compañía de otras personas, de asumir responsabilidades, de
cuidar de otros, de tolerar las diferencias y peculiaridades de cada uno,…y
algo muy importante, de confiar en el ser humano. Sólo conseguirán esto si nosotros mismos hacemos el esfuerzo
profesional pero también personal de ser modelos para que nos imiten y
experimenten todo lo anterior. No hay que olvidar que los valores y
comportamientos se adquieren a través de la vivencia, de la experiencia.
Para
terminar, creo que ayudará a mantener el espejo en buena predisposición recordar
aquello de que los niños hacen lo mejor que pueden para vivir en este
mundo con lo que tienen a su alcance, que en muchas ocasiones es un
repertorio de recursos psicológicos que resultan inadecuados o desadaptativos.
“Espejo,
espejito mágico…”
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