OTRA ESCUCHA
Hoy, me gustaría comenzar el día,
invitando a todos a realizar un pequeño experimento, ¿Te animas?
Vamos
a cerrar los ojos para intentar potenciar y conectar con los sonidos que
están a nuestro alrededor. Puede que en un primer momento y dependiendo de
dónde estemos, nos parezca que solo
podemos oír el ruido de coches que cruzan la calle o teléfonos sonando.
Pero si nos mantenemos y nos esforzamos un poquito más, enseguida podremos
percibir sonidos que están ahí presentes, pero que necesitan una escucha más
cuidadosa. Seguro que ya los empiezas a reconocer, ahí, detrás de los más
embriagadores, se encuentra ese pajarillo piando sin cesar y de manera
insistente, ese niño/a riendo con su bicicleta e incluso puedes escuchar el
sonido de ¡tu respiración! Si, has
descubierto o tomado conciencia de que también emite sonido y de lo que es más
importante que ¡puedes sentirla!
Con este pequeño ejercicio me
encantaría poder haber parado por un instante nuestro ritmo e inercia y
aproximarnos de una manera metafórica al trato cuidadoso que todos necesitamos
y algunas personas que están ahí, entre nosotros, de forma más especial aún si
cabe. Personas bellas como nuestros niños/as y jóvenes, dispuestos a descifrar
lo que la vida puede ofrecerles, y que al ponerlo en práctica el descubrimiento
es maravilloso.
(Elisabeth Kübler- Ross).
Necesitan una escucha y una mirada
sin etiquetas ni juicios, que sientan y perciban más allá de lo que está en la
superficie. Requieren y buscan lealtad, pertenencia incondicional lejos de la
consecución de unos objetivos y/o expectativas, la complicidad de una sonrisa o
una mirada, la seguridad de un abrazo o algo tan sencillo como oír pero tan
complejo como escuchar cómo es ser y estar para alguien.
Esta actitud como hemos podido
apreciar al inicio, en algunos momentos
no es sencilla de mantener, puesto que ocurre lo mismo que con aquellos sonidos
intensos que atenúan otros presentes. A menudo nos colapsan conductas que
enmascaran necesidades o nos vemos embarcados en prisas, competencias o presiones
sociales que nos impiden parar y disfrutar
de algo tan enriquecedor como es nada más y nada menos que la simple
experiencia y esencia de ellos mismos.
Con todo ello invitamos, ahora que llega un momento
propicio para frenar, coger impulso, compartir con amigos y familia, a
practicar un sentir diferente, un sentir que enriquece el alma.
“La mente es un espejo flexible, ajústalo, para ver mejor el mundo”
(Amit
Ray)
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