Mi pequeña monstruita 

Mi pequeña monstruita, es así como ella se refiere a sí misma. Se trata de una niña de 5 años, llena de vida, de energía y siempre con una gran sonrisa en su pequeña boca a pesar de haber sido abusada sexualmente por diferentes personas de su entorno. “¡Hola Sheila! ¿A qué vamos a jugar hoy? ¿Yo quiero jugar con la plasti, sabes?” Dice con emoción cada vez que nos vemos. Que fácil parece, ¿verdad? El hacerla olvidar por un rato todo aquello que la atormenta con una bolita de plastilina.

Pero detrás de esa sonrisa pilla y audaz existe una tristeza muy grande y mucho miedo disfrazado de un reto constante y rabia contenida.

Cada vez que viene a terapia, quiere que veamos un libro y, sentada en mis rodillas, me cuenta el cuento leyendo sin leer. Lo cuenta desde su pequeño barquito de papel, que navega a la deriva, sin rumbo ni dirección. A medida que el cuento avanza se agarra más y más fuerte a mí y va transformando su pequeño barquito de papel en un submarino acorazado y listo para entrar en guerra. En guerra consigo misma, con sus emociones, con sus pensamientos, con sus vivencias. 

Hasta que nos levantamos y con todas las ganas y fuerzas del mundo luchamos juntas para vencer. “¡Fuera de aquí terrible monstruo verde! ¡No vuelvas más! ¡Vete de aquí!”. Cada vez que abre el libro sabe que volverá a tener miedo, pero lo hace una y otra vez.

Boris Cyrulnik (1999) comenta:"Una infelicidad no es nunca maravillosa. Es un fango helado, un lodo negro, una escara de dolor que nos obliga a hacer una elección: someternos o superarlo".

Las personas consiguen sobreponerse a situaciones que pueden comprometer un desarrollo adecuado a todos los niveles y no sólo eso, si no que incluso logran transformarlas en una ventaja o un estímulo para su crecimiento personal y salen fortalecidos/as de ellas, es lo que llamamos resiliencia

No es una característica innata si no que en ella influyen pensamientos y también acciones, la cual podemos aprender y desarrollar cualquiera de nosotros y en cualquier momento de nuestras vidas. 

Se considera que la resiliencia tiene una perspectiva dinámica e interactiva, no se trata únicamente de un factor individual sino que se encuentra en interacción y se ve influida por el entorno. 

Así pues, se puede decir que uno de los aspectos más importantes de este concepto es el papel del tutor de resiliencia“Una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata de un adulto que encuentra al niño y que asume para él el significado de un modelo de identidad, el viraje de su existencia. No se trata necesariamente de un profesional. Un encuentro significativo puede ser suficiente” Boris Cyrulnik (1999).

 Es difícil estimar qué tan profunda es la herida del abuso que ha sufrido “mi pequeña monstruita”, así como también su gran posibilidad de resiliencia. Lo que está claro es que ella seguirá construyendo su imponente submarino acorazado y nosotros, seguiremos acompañándola.

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