EN EL MUNDO DEPORTIVO ¿TODO VALE?

Aprovecho nuestro blog como un altavoz más para denunciar aquellas situaciones que se cuelan a la hora de defender los derechos de la infancia por los tópicos culturales. Parece que todavía hay contextos, como lo es el deportivo, en los que “la letra, si no es con sangre, con insulto entra”; donde lo importante es ganar y no participar y si para ello es necesario hostigar a niños y niñas se hace y todos lo contemplamos con la mayor naturalidad. Actitudes que levantarían ampollas en otros contextos aquí sólo nos generan una cierta incomodidad. 

Esta es una carta dirigida al responsable del departamento de Servicios Socioculturales de una empresa que gestiona los entrenadores deportivos en una ciudad castellana. Por temas de privacidad, y teniendo en cuenta que no es lo más relevante pues hay numerosos ejemplos a diario, he omitido los detalles que permitan identificar a personas u organismos. 


Castilla y León, 28 de noviembre de 2016 

Estimado Sr (responsable Dto S. S. culturales): 

Por la presente me dirijo a usted, como madre de un alumno de secundaria y como profesional que trabaja en el mundo de la salud mental de la infancia y adolescencia, para exponer mi disconformidad con la actitud deportiva de uno de sus entrenadores en el partido de baloncesto que se jugó el sábado 19 de noviembre en las instalaciones del colegio “&” entre los alumnos de 1º y 2º de ESO de dicho colegio y los del I.E.S “#” dentro de los Juegos Escolares organizados por el Ayuntamiento y cuyos entrenadores corren a cargo de su empresa. Soy madre de uno de los jugadores del IES “#” 

Desde el inicio y durante todo el partido el entrenador del equipo del colegio “&” se ha dirigido a los niños y niñas de su equipo en un tono y maneras que me parecen totalmente alejados de lo que exigimos los padres y la sociedad a otros profesionales que trabajan con la infancia y adolescencia. El hostigamiento era continuo; además de las voces, a lo largo del partido oímos numerosas veces sus insultos llamándolos “cagones” estando presentes padres, niños pequeños que habían ido a animar a sus hermanos y el resto de profesionales (entrenadora del IES y el árbitro). 

Diferentes manuales y guías de detección y evaluación del maltrato infantil, elaborados por profesionales expertos en la materia definen el maltrato emocional o psicológico como: “hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio, crítica o amenaza de abandono y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde la evitación hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar” definición que es extensiva a cualquier profesional que trabaje con menores. 

Este tipo de actitudes (insultos, hostilidad, gritos…) fueron las que presenciamos el citado día las personas que asistimos a la competición y, desde mi punto de vista, no respondía a un momento de mucha tensión en los que una persona puede perder por un momento las formas (y por las que posteriormente debería disculparse). A mi parecer esta parecía ser la manera habitual de dirigirse el entrenador a los jóvenes que forman su equipo y me parece denunciable este tipo de actitudes. 

 ¿Acaso permitimos ese tipo de trato a los profesores respecto a sus alumnos? ¿acaso lo toleramos en pediatras o personal sanitario? ¿lo permitimos en los centros de protección de menores? ¿lo realizan los monitores de otro tipo de actividades extraescolares? ¿Por qué entonces se permite en el ámbito deportivo? ¿Acaso en el mundo del deporte no existe un proyecto educativo que defina lo que se pretende con la actividad y un reglamento de régimen interno que regule este tipo de comportamientos? 

 Si consideramos importante el deporte para la salud física y mental de nuestros hijos, para educar en valores de cooperación y respeto, este tipo de comportamientos son totalmente contrarios a la ética y los valores con los que pretendemos educarles en la familia y en la escuela. Padres, profesores, educadores y otros profesionales hemos hecho un gran esfuerzo en las últimas décadas para cambiar modelos educativos autoritarios y descalificadores. Entiendo que los entrenadores y profesionales del deporte deben hacer el mismo esfuerzo también. La autoridad debemos ganárnosla desde el respeto y los comportamientos justos. En el caso que nos concierne sería lo coherente con lo que definen la misión, visión y valores que ustedes exponen en la página web de su organización. 

Los profesionales de la salud mental conocemos muy bien los riesgos y las consecuencias del maltrato emocional o psicológico y desde este conocimiento considero importante denunciar este tipo de situaciones a quienes son responsables de estos comportamientos. También sabemos que el aprendizaje es mayor cuando viene de una persona significativa emocionalmente para un niño o niña (padres, profesores, monitores…). De ahí la importancia de que esas personas significativas tengan unos valores prosociales y de respeto y no dirijan sus objetivos solo a resultados académicos, deportivos o competitivos. 

 Dudo que podamos prevenir el bulling o acoso escolar, la violencia de género, la violencia de padres a hijos o incluso de los hijos hacia sus padres o profesores si desde pequeños nuestros hijos e hijas presencian este tipo de actitudes y comportamiento como algo normal. Si el hecho de ser la figura de poder y autoridad legitima la violencia verbal y la desautorización tanto en público como en privado. 

Me gustaría saber qué tipo de medidas se toman con estos comportamientos por parte de su empresa una vez que tienen conocimiento de ellos. También he de decir que, en los 6 años que mi hijo lleva jugando al baloncesto, las entrenadoras que le han enseñado este deporte han sido ejemplares en deportividad y juego limpio por lo que este comportamiento me desconcierta más. 

Sin otro particular, y en espera de su respuesta, le saluda atentamente 

Fdo: madre de un alumno de 2º ESO.

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